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27 dic 2009

PLAZA DE TOROS





Esta construcción tiene su predecesora en otra situada entre las calles Almíbar, Calandria, Stuart y Rosa, la cual se empezó a construir en 1760, siendo inaugurada el 25 de junio de 1761. Se cree que fue obra de Jaime Marquet y Manuel Serrano, siendo su fábrica exterior de ladrillo, y completando su interior con elementos de madera distribuídos en dos pisos, teniendo capacidad para unas 6.000 personas y 204 palcos. En 1851 se realizó una ampliación, lo que permitió que el aforo total ascendiera a unas 10.000 personas. En 1785, por orden de Carlos III, se prohibieron las corridas de toros, con lo que la plaza tuvo que cerrar sus puertas.




En 1796, D. José de Rojas (Gobernador de Aranjuez), a petición de Francisco de Ahumada y Castillo, el cuál deseaba beneficiar al Hospital de San Carlos con las ganancias obtenidas de las corridas, propone a Carlos IV la construcción de una nueva plaza de toros. El rey accedió y dispuso del dinero necesario con cargo al erario público para que comenzasen inmediatamente las obras, las cuáles concluyeron al cabo de un año escaso, siendo inaugurada la nueva plaza el 14 de mayo de 1797. A la inauguración asistió el rey, acompañado de su mujer la reina Maria Luisa de Borbón. La obra se ejecutó bajo la dirección del arquitecto José de Rivas. La estructura está construída con muros de ladrillo y bóvedas. La fachada se compone de un anillo con 48 ochavas de 18 piés cada una, 12 puertas públicas, la puerta real y otras tres de servicio. Cuenta también con 106 ventanas distribuídas entre sus tres plantas de galerías. Así mismo contaba inicialmente con 72 palcos, aunque ya en 1869 Lopez y Malta los cifra en 99. Para acceder a los diferentes niveles de las gradas, existen 11 escaleras, estando actualmente algunas equipadas con sillas elevadoras para minusválidos.




Desde 1805 apenas hubo actividad en la plaza, ya que una nueva orden volvió a suspender las corridas de toros. Para evitar el deterioro de la estructura de madera, se recomendó su desmontaje, recomendación de la que se hizo caso omiso. En 1809, estando ocupado el edificio por los franceses, un incendio lo arrasó, quedándo solamente en pié el grueso muro exterior y la bóveda que estribaba los tendidos. En este incendio también se perdieron las decoraciones procedentes del Teatro que se guardaban en las galerías de la plaza al encontrarse éste cerrado.





Tras el incendio se reedificó el edificio bajo la supervisión del aparejador real José Díaz “Josito”, a quién se le arrendó el coso por dos años. Dicha reedificación fue fruto de las presiones ejercidas por el Ayuntamiento ante fernándo VII, ya que la plaza se encontraba en muy malas condiciones, sirviéndo de refugio a “mendigos y gente de mal vivir”, siendo necesario previamente incluso de tapiar los vanos de la planta baja. El coste de la obra ascendió a 750.000 reales que fueron costeados por el rey. Así pues fue reinaugurada en 1829, celebrándose la primera corrida el 27 de abril de 1830.




Con la muerte del rey Fernándo VII desaparecieron las “Jornadas”, con lo que la plaza cayó de nuevo en abandono, siendo cedido su uso al Ayuntamiento de forma parcial y gratuita (junto con el Teatro) para celebrar “el abrazo de Vergara” que puso fin a la guerra carlista. Por este motivo se volvieron a efectuar nuevas reparaciones que ascendieron a 26.000 reales, y que fueron realizadas por el aparejador Antonio Trompeta.
En 1851 se efectuaron nuevas reparaciones que costeó el marqués de Salamanca, pero el coste desproporcionado de las corridas hizo que se limitaran éstas a ocasiónes esporádicas, por lo que nuevamente el edificio cayó en estado de abandono, quedando seriamente dañada la balconada y la madera de tendidos y barreras.
Tras la restauración de 1875, y por ley de 26 de junio de 1876, el 21 de agosto del mismo año pasa de nuevo a manos del Patrimonio de la Corona, cediéndo Alfonso XII su usufructo al municipio, pero no así su propiedad.
A partir de ese momento se van realizando algunas obras de mantenimiento, a la vez que se intensifica el uso de la plaza para festejos taurinos. En 1908 se realizan varias reformas (entre ellas la renovación del esqueleto estructural de madera) que confieren al edificio el aspecto que muestra en la actualidad, al mismo tiempo que se reduce sensiblemente el aforo.





Con la instauración de la 2ª República en 1931, el edificio pasa a ser administrado de nuevo por el Estado, y tras la guerra civil (1936-1939) durante la que sirvió de centro de internamiento de reclusos, se incluye en el Patrimonio Nacional, transfiriéndose al Patrimonio del Estado el 14 de julio de 1987 para, en 1990, pasar definitivamente a manos del Ayuntamiento.
Actualmente alberga también el Museo Taurino.


Enlace de interés:
http://www.todo360.com/aranjuez-plaza-de-toros-visita-virtual/

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