Disponía este convento de una notable biblioteca de dónde se instruían sus frailes, estando ésta auspiciada
por los comendadores de Calatrava.
Las comunidades franciscanas constituían focos de atracción intelectual y científica destacados, pero necesariamente elitistas, ya que los estudios y las bibliotecas no estaban abiertos, como es lógico, a todo el mundo. Por ello, cabe contemplar estos aspectos desde una perspectiva restrictiva en la que asimismo se incluirían otros que citaré tan sólo de pasada. Así, por ejemplo, los conventos podían ser centros receptores en todo lo concerniente al funcionamiento interno de la Orden: eran visitados regularmente por sus superiores y podían llegar a ser en un momento dado sedes de los capítulos provinciales; en otras ocasiones, y por motivos diversos, a los conventos podían viajar figuras importantes del franciscanismo hispano, como fray Francisco de los Ángeles Quiñones, que fue a Torrijos para moderar la magnificencia con que se estaba construyendo, o el propio Cisneros, visitante asiduo de los conventos de la zona. En ocasiones se buscaban algunos conventos por ser lugares idóneos de retiro, tal y como ocurría en La Salceda, o por ejemplo en Escamilla, convento situado "a un buen trecho de la villa de Escamilla, por cuya razón huelgan muchos de viuir en él, por la soledad" , y también podía ocurrir que seglares de rango elevado se reservasen su propia habitación en algunos conventos que visitaban con más o menos regularidad. La reina doña Juana se retiró a un cuarto de San Francisco de Madrid, donde después sería enterrada ; don Iñigo López de Mendoza, duque del Infantado, sentía predilección por el convento de San Antonio de la Cabrera, donde se construyó aposentos propios; Isabel la Católica visitaba asiduamente el de Nuestra Señora de la Esperanza de Ocaña, allí mandó hacer el llamado "cuarto de la reina", etc.Felipe II, muy aficionado a las casas de religión, y a construir en ellas varios cuartos Reales en los que poder retirarse a meditar, mandó reconstruir “de buena fábrica” el cuarto de la reina del convento de la Esperanza en el año 1562, tras sufrir éste un aparatoso incendio. Esta obra corrió a cargo del arquitecto Juan de Herrera.
Según cuenta Alvarez de Quindós en su libro “Descripción histórica del Real bosque…”- …en ella se hizo un cuarto Real con buenos aposentos para S.M., para la familia, oficios de boca, caballerizas y demás necesario, mirando á la parte de mediodía, y contíguo un claustro alto y baxo, que da entrada á la Iglesia, y se comunicaba con los dormitorios de los religiosos.
El año 1572 un gran turbión de aguas llovidas que baxó del montecillo que está detrás del convento derribó parte de esta fábrica, é inutilizó lo demás, de forma que fue necesario edificarlo quasi de nuevo.
En 1593 y 1750 volvieron a repetirse las obras en dicho cuarto Real a causa de las aguas.
Al igual que Felipe II habitaron dicho cuarto Real, aunque con menos frecuencia, Felipe III, Felipe IV, Carlos II y Felipe V. Interrumpida la costumbre de ir a este cuarto Real, y dado que amenazaba ruina a causa de los destrozos que causaban las aguas, los religiosos del convento solicitaron al rey Carlos III permiso para derribarlo, accediendo éste a tal fin en el año 1769. Solamente quedó en pié el claustro bajo que daba entrada a la Iglesia.
Otra consecuencia del aflujo de peregrinos fue la ampliación de los conventos y de sus dependencias más inmediatas, con el establecimiento a veces de todo un rosario de nuevas ermitas complementarias de la principal y erigidas en los alrededores. Así, la iglesia de Nuestra Señora de la Esperanza de Ocaña hubo de ampliarse en 1561 y no sólo eso, sino que además desde el convento y hasta la villa de Ocaña se organizó un camino salpicado de ermitas que recibía el nombre de "Via Sacra" o "camino de las Cruces".
También fue miembro de la comunidad Franciscana, fray Damián Cornejo, quien el 8 de abril de 1644, con tan solo 14 años, ingresó como novicio, cursando allí parte de sus estudios de Filosofía.
En la actualidad apenas quedan unos pocos vestigios de las construcciones que formaban el conjunto del convento, cuyas posesiones llegaron a abarcar unos 43.000m². El edificio principal se encontraba en el fondo de una gran depresión, formada en el borde de la mesa de Ocaña, de unos 34 metros de altura por aprox. 200m de diámetro.
En la parte baja de una de las laderas se pueden observar las bocas de entrada a lo que pudieran ser dos minas de agua que parten en dirección Este hacia la Fuente Vieja.
De igual modo, a media altura de la ladera Norte, se pueden observar varias cavidades o “cuevecillas” que al mismo tiempo formaban parte de las construcciones que circundaban todo el perímetro de la depresión. Estas construcciones han sido derruídas, posiblemente para extraer material de la ladera (piedra, yeso, etc) dejando en pié solamente los muros que daban al exterior del recinto.
El terreno que conforma la ladera de la depresión es muy inestable, existiendo muchas grietas que amenazan con desprender en cualquier momento cualquier parte de ésta, por lo que es bastante peligroso entrar en el recinto que, por cierto, se encuentra totalmente vallado para impedir que entre nadie.
Bueno, por desgracia, estamos ante otro claro ejemplo de la pérdida de unos vestigios de la historia de Aranjuez y Ocaña. Quizá, por las condiciones orográficas del terreno, que impiden la visión de lo que allí acontece, ha propiciado el que apenas nadie fuera testigo de la lenta pero implacable destrucción de los restos arquitectónicos que allí había.
Excelente exposición de las actividades de la orden franciscana y fotografías ilustrativas de la desgraciada desaparición de uno de tantos edificios históricos en nuestro país. No conocía la existencia de estos restos por lo que agradezco la posibilidad de verlos. Gracias Mingo. MIRADOR.
ResponderEliminarbuena investigación, mingo. saludos
ResponderEliminar¡Qué magnífico reportaje has hecho! Estupenda información histórica completada con buenísimas fotografías, te doy mi más sincera felicitación.
ResponderEliminarPara mí es un deleite y un privilegio poder leer y ver cosas tan maravillosas como ésta, que además ya no existen, creo que ya te comenté que me encanta la historia de Aranjuez y alrededores. Buen trabajo, Mingo, y muchísimas gracias por compartirlo.
¡Mil besos y un fuerte abrazo!
Me resultó excelente la información sobre el tema, y muy interesante. Yo trabajo en la edición de una revista académica argentina dedicada a fomentar la investigación en temas de índole filosófica, religiosa y económica, y en el último número que estoy editando, hay un artículo sobre la orden franciscana y su importancia histórica. Me gustó mucho la imagen que figura al inicio de esta entrada, que tiene la leyenda Franciscanos debajo, y quería preguntarte si esa imagen es una pintura del convento, o si proviene de otro sitio.
ResponderEliminarMuchas gracias!
Saludos y sigan así, es bueno ver blogs como este!