PRESENTACION DEL BLOG

"A orillas del caudaloso Tajo y a pocas leguas de la capital de España, existe un precioso pueblo que bendice y obsequia la naturaleza; un pintoresco pueblo rodeado de jardines, lleno de perfumes y animado por el canto de incontables pajarillos; un poético pueblo que se esconde bajo las frondosas ramas de los corpulentos álamos y gigantescos plátanos; este pueblo se llama Aranjuez"


19 ene 2010

MADERADAS Y GANCHEROS


Uno de los oficios ya desaparecidos en España, y con ellos toda la cultura material e inmaterial asociada, es el de ganchero. Con este nombre se conocían a los encargados de conducir las maderadas a través del río Tajo, o sus principales afluentes, en su curso alto. Las maderadas consistían en el transporte de un gran número de troncos de madera utilizando el cauce fluvial como vía, que se constituyó en el medio más rápido y más barato de transportar tan pesada carga, desde los bosques donde se extraía hasta el lugar de destino; y, a veces, fue el único medio posible en España, hasta bien entrado el siglo XX, habida cuenta de la insuficiente red de ferrocarriles, carreteras o caminos con infraestructura suficiente para este tipo de transporte pesado. En el caso del Tajo, el fin de trayecto solía ser Aranjuez, dada la persistencia de obras en el Real Sitio durante varios siglos.

Este transporte de grandes troncos por el río, que en ocasiones llegaba a desplazar varios centenares de ellos, atados y formando grupos a cuyos frentes, cual gondolero insólito, se situaba el ganchero, se podía volver una actividad muy peligrosa cuando el cauce sufría alteraciones importantes a causa de las crecidas, porque disminuía la maniobrabilidad de esa peligrosa mercancía, que se podía llegar a mover al socaire de la corriente. De hecho, desde el mismo comienzo de la construcción del Real Sitio de Aranjuez se comienzan a documentar desgracias durante los meses de invierno y primavera, temporada en que las precipitaciones en el tramo alto y las aportaciones de los afluentes provocaban crecidas en el nivel de las aguas que desbarataban las maderadas, de forma que el futuro material de construcción se convertía en proyectil múltiple que arruinaba todo lo que encontraba a su paso, huertas, puentes, presas, molinos...

Así por ejemplo, según nos cuentan documentos custodiados tanto en el Archivo del Palacio Real, como en el Archivo Histórico Nacional (ambos en Madrid), las crecidas de 1542 desmandaron las maderas «que hechan [sic] por el río para las obras del alcáçar de Madrid e Toledo e otras obras de particulares...». También los troncos de árbol a la deriva fueron los responsables del derribo en 1579 de «una parada de aceñas que deçían el Burdel» (Colmenar de Oreja), debido a otra crecida del río que desmandó la maderada, debiendo reforzar la presa para proteger no sólo las aceñas, sino también un batán y su casa. Las crecidas desbarataron otra maderada en septiembre de 1680, y de las quinientas piezas que habían de pasar por la presa de Buenamesón sólo lo hicieron cincuenta, que tampoco se pudieron recoger... Las noticias de este jaez se hacen repetitivas con los años, casi seriadas.

En otras ocasiones el problema fue el inverso: la escasez de caudal, particularmente en verano, provocó el retraso en la llegada de la madera, originando los correspondientes gastos y medidas extraordinarias, que obligaron a veces a barrenar piedras en el cauce para que los troncos pudieran pasar.

Estos y otros avatares, más actualizados, de tan peligrosas singladuras sirvieron de sustancia literaria a la novela de José Luis Sampedro titulada El río que nos lleva (1960), basada en recuerdos autobiográficos sobre la labor épica de aquellos hombres a quienes el autor vio en acción de niño; relato llevado posteriormente al cine, con éxito, por Vicente Aranda, en una película del mismo título.
José Miguel Lorenzo Arribas
Fuente: http://cvc.cervantes.es

3 comentarios:

Manuel50 dijo...

¡¡La leche !! como me ha conmovido la historia y el vídeo, Impresionante el trabajo que hacían estos HOMBRES con Mayúsculas.

Cuantos de hoy haríamos ese trabajo?

probablemente también muchos, como deporte, pero seguro que con las condiciones y necesidades de aquellas personas ya no tantos :-)
Sigo pensando que es un estupendo documental que se tendrían que dar a conocer a las nuevas generaciones.

Mingo dijo...

Recomiendo ver la pelicula entera, y si podeis, comprar el libro de José Luis Lindo, titulado igual que esta entrada (MADERADAS Y GANCHEROS).
En el apartado de WEB AMIGAS viene el enlace a su página Web.

Mingo dijo...

Su web es
http://www.joseluislindo.wordpress.com/