Este puente se encuentra situado en las Huertas de Picotajo y fue construído para permitir el paso del ferrocarril Madrid-Aranjuez, por lo tanto su construcción data entre los años 1846-1850. Es un puente de escasa o discreta belleza y de tramos de pequeñas y medianas luces. Su estética está impregnada de ciertos aires neomudéjares de gran austeridad formal, muy común en las zonas sur y sureste de la Comunidad de Madrid.
Con sus tres tramos de 14 piés de luz, atraviesa la llamada acequia de Pico-Tajo. Dichos tramos están cubiertos con bóveda de cañón , de poca elevación entre el suelo y el trasdós de la clave central, configurada por un sillar trapecial de piedra caliza de gran envergadura. El tablero descarga sobre arcos de medio punto de ladrillo a sardinel, en tanto que la disposición del ladrillo a soga define el lecho cilíndrico interior de las bóvedas.
El frente, en muy descuidada conservación, es también de ladrillo visto, con restos de aparentes medallones en el centro superior de los estribos (elementos de descarga de las bóvedas) a modo de ornatos de piedra caliza, que, por los rasgos aparentes, pudiera en su centro servir de desagüe a modo de gárgola.
La composición se remata en las entregas laterales con toscos muros de contención de ladrillo.
Múltiples fisuras, grietas y piezas desprendidas compendian su actual imagen, en la que no hubo o no quedan restos de barandas, balaustres o defensas laterales sobre el nivel del tablero. Por su escasa altura y acusada profundidad, cobra la apariencia de un auténtico túnel,
mientras que, por la estética frontal, más bién parece un arcano acueducto de ladrillo.
El frente, en muy descuidada conservación, es también de ladrillo visto, con restos de aparentes medallones en el centro superior de los estribos (elementos de descarga de las bóvedas) a modo de ornatos de piedra caliza, que, por los rasgos aparentes, pudiera en su centro servir de desagüe a modo de gárgola.
La composición se remata en las entregas laterales con toscos muros de contención de ladrillo.
Múltiples fisuras, grietas y piezas desprendidas compendian su actual imagen, en la que no hubo o no quedan restos de barandas, balaustres o defensas laterales sobre el nivel del tablero. Por su escasa altura y acusada profundidad, cobra la apariencia de un auténtico túnel,
mientras que, por la estética frontal, más bién parece un arcano acueducto de ladrillo.
Texto: "Arquitectura y Desarrollo Urbano" Tomo IX (CAM)
1 comentario:
Desconocía la existencia del citado puente y es que uno es poco viajero por esos recónditos territorios. Gracias a tu vocación buscadora nos lo presentas con toda detalle y entre excesivos deterioros podemos apreciar su estilo original.MIRADOR
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